
Y aunque muchos se rompieron las rasgaduras en su día porque no entendían que el templo madrileño de la ópera abriera sus puertas para el almeriense, lo cierto es que el joven se ganó aquella noche el honor de cantar en el Real gracias a su pulida voz y cuidada puesta en escena.
Hoy en día, al igual que ocurre en la sociedad, la música está a falta de valores y se lleva mucho eso de cantar en playback y ocultarlo con grandes puestas en escena. Es decir, música prefabricada y de rápido consumo. Por ello, es de agradecer que Bisbal se haya atrevido a rodearse de una banda de músicos y cantar en directo.
El joven puede gustar más o menos. Su música puede ser mejor o peor. Pero ofrecer un espectáculo sencillo, limpio, puro, un show donde por encima de todo prime el talento y el arte es digno de reconocomiento. Ya podrían muchos tener la valentía de ofrecer verdadera música y no tanto autotune.
Pero además de su buen hacer sobre el escenario, Bisbal es uno de esos artistas que siempre se han mostrado atentos y simpáticos tanto con la prensa como con sus fans. De hecho, hasta podría decirse que es algo así como el Antonio Banderas de la música patria. Algo que indudablemente tiene su premio. Y si no piensen en otros españoles que han cruzado el charco y no tienen tan buena fama.
Sea como fuere y por muchas críticas que puedan llegar... aquellos que digan que Bisbal no es un buen artista deberían mirárselo. Tanta gente no puede estar confundida. Solo es cuestión de respeto. No hagamos de la música una dictadura de unos pocos.
Fuente: Vanitatis
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