No hubo bailarinas ni grandes coreografías, tampoco un exceso de piruetas ni movimientos de cadera en el concierto en Quito de David Bisbal, quien mostró su cara más reposada e íntima, pero sin olvidar su esencia latina.'Ricitos' Bisbal, un apodo que hoy siguió luciendo con orgullo y gomina, actuó en la capital de Ecuador dentro de su gira "Siempre más", en un paréntesis de su tour acústico para deleitar con un espectáculo enérgico a unos 3.000 admiradores que se congregaron en el Coliseu Rumiñauhi, en su mayoría mujeres de todas las edades.
El artista multiplatino apareció con "Sin mirar atrás" y "Esclavo de sus besos", haciendo gala de su presencia escénica y voz pero más comedido, dejando de lado el Bisbal melodramático, de puños al aire, mirada al infinito y golpes en el pecho con la mano.
Una tónica, la de la madurez y la contención sobre el escenario, que se mantuvo durante casi todo el concierto, en el que repasó una veintena de sus éxitos acompañado de una banda de cinco músicos y con una puesta en escena sobria, con excelente iluminación y proyecciones, que reforzaban la actuación del artista.
El Bisbal más íntimo se entrevió en baladas como "Sueños rotos", "El ruido" o "Mi princesa", todas canciones de desamor, acordes con su reciente separación de Elena Tablada.
En estos temas Bisbal sonó en acústico, acompañado de piano y cuerda, en una tanda de canciones íntimas en las que versionó a artistas de la talla de Alejandro Sanz, con "Ella", o "En un rincón del alma", de Alberto Cortez.
Sin embargo, el David Bisbal más hiperbólico y algo dado a la sobreactuación reapareció en temas como "Tu ausencia" y brilló especialmente en "Oye el boom" o "Lloraré las penas".
La senda pachanguera la coronó con su primer sencillo, "Ave María" y la aflamencada "Bulería", que lograron poner en pie a todos.
En la recta final, y tras un tercer y último cambio de traje, el cantante de 32 años apareció con una camiseta de la selección ecuatoriana.
Fútbol, nacionalismo y romanticismo; con este triunvirato explosivo se despidió Bisbal.
Una melosa "Dígale", enrollado en una bandera del país, arrancó gritos de júbilo, abrazos y mimitos entre las parejas.
Y la triunfalista "Wavin' flag", del Mundial de Fútbol de 2010, cobró más sentido que nunca tras la recién victoria para clasificar en Brasil 2014 de la tricolor ecuatoriana frente a Venezuela.
Un premonitorio "Silencio" y un 'bis' de "Esclavo de tus besos" finalizaron un concierto con el que el cantante, ahora un codiciado soltero, revalidó su carisma y 'sex appeal'.
"Qué guapas son las niñas aquí", dijo Bisbal, echando leña al fuego en medio del concierto.
Ellas, le respondieron con una nube de confeti y pétalos, y el más prolongado de los gritos cuando se quito una chaqueta para quedarse con una ajustada camisa.
Fuente: Agencia EFE
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